En los últimos años Irán ha
estado sometido a acusaciones y una creciente presión debido a su programa
nuclear. La desconfianza internacional hacia las intenciones de República Islámica no ha hecho más que aumentar
desde el descubrimiento de sus intentos de hacerse con armas nucleares y el
programa secreto. Irán ha respondido a todas las acusaciones defendiendo los
fines pacíficos de su programa. En un
principio EEUU y los países aliados pretendían la suspensión del
enriquecimiento de uranio, el cuál es el eje del programa nuclear. Con la
constatación de que todas las sanciones internacionales impuestas a Irán no
frenaban su empeño por el programa, el objetivo se transformó y se centró en
que la República Islámica aceptara una serie de limitaciones temporales a su
programa. En 2013, un grupo de seis países (Estados Unidos, Reino Unido, Rusia,
Francia, China y Alemania) más Irán alcanzaron en Ginebra un acuerdo que ha
hecho historia. El acuerdo aceptaba el derecho de Irán de enriquecer su uranio
y acordaba atenuar todas las sanciones impuestas contra él a cambio de que el
país cumpliese con lo acordado. Irán ha mantenido su postura ante su programa y
ha adoptado una actitud negativa ante estos acuerdos. Este acuerdo entre las
comunidades internacionales e Irán sobre el programa no ha hecho más que
dividir el mundo árabe, muchos han acogido la noticia con optimismo y muchos
otros la han cogido como una amenaza.
En estos últimos meses el
conflicto en Yemen ha complicado notablemente la negociación nuclear. EEUU ha
tenido una gran influencia durante este conflicto, ha dificultado la negoción
por el apoyo de ambos países a diferentes bandos en Yemen. Obama se juega el
desenlace y el final de éxito o fracaso de esta política exterior en los
próximos meses. Por otro lado Israel pretende llevar a cabo la “operación 30 de
junio” contra el acuerdo sobre el plan nuclear iraní. “Irán es la muerte, la tiranía y la yihad”
comentaba el primer ministro de Israel, Netanyahu, ante el congreso de EEUU. Sus intenciones son tener una actuación
rápida si Irán abandona la mesa de negociaciones ya que eso podría suponer una
amenaza para la supervivencia de Israel. La posición rusa respecto al programa
iraní está definida por intereses políticos, económicos y estratégicos. Moscú
se opone radicalmente a que Irán posea armas nucleares por el peligro de
alcance de territorio ruso que sustentaría y el gran problema que eso
supondría. Así pues, Moscú manifiesta que el agravamiento del conflicto puede
obligar a Rusia a no participar en el programa nuclear iraní y muestra su
cooperación para la resolución de esta crisis solo el caso de que esta no tenga
connotaciones militares. La UE cometió un gran error estratégico tras respetar
los intereses de EEUU pero actualmente mantiene la postura de no imponer más
sanciones a la República Islámica respetando la resolución de esta crisis lo
antes posible mediante un acuerdo. China mantiene una postura similar a EEUU.
Irán y la seis grandes potencias se han reunido hoy en Viena para comenzar la
negociación y concretar el acuerdo
alcanzado el pasado día 2. Los detalles del documento final puede ser motivo de
nuevas discusiones por lo que se piensa que este no será el final del
conflicto.